En un país multicolor...

Seguro que has imaginado alguna vez que formabas parte de tu serie favorita, que caminabas por sus calles, que charlabas amigablemente con sus protagonistas. Pues eso mismo le ocurre a David, pero la diferencia con la mayoría de nosotros es que él no sueña con la serie de moda, sino con una serie en blanco y negro de los años 50 llamada Pleasantville. Y es esa serie la que da título a la película que os presento hoy, uno de los mejores títulos de los últimos años dirigido por Gary Ross. Y es que pocas películas contemporáneas pueden crear grandes personajes a partir de estereotipos. Porque nada de lo que yo vaya a explicaros aquí os va a dar una idea del fantástico mundo que envuelve a Pleasantville. Así que no tenéis más que animaros a verla. Que os aproveche... Pero mientras tanto, conozcamos a sus protagonistas...

David - Bud Parker
David es el típico muchacho tímido de instituto americano. Inteligente, con inquietudes, pero no aceptado por la masa borreguil que conforman sus compañeros de clase. Y quizá su mayor entretenimiento sea sentarse frente al televisor a ver Pleasantville, una serie en blanco y negro de los años 50 que relata las sencillas aventuras del día a día de una familia del American way of life.

La vida de David cambiará cuando, por un extraño accidente, se adentre junto a su hermana Jennifer en el mundo de su serie favorita, convirtiéndose en Bud Parker, el hijo de la familia protagonista. Entonces David se convertirá en el héroe del show: salvará al pueblo del fuego, trabajará en la hamburguesería de la ciudad y se llevará a la chica. Pero, por encima de todo, traerá a Pleasantville el toque de color que le faltaba.

Jennifer - Mary Sue Parker
Jennifer es la chica mona del instituto. Guapa, atrevida, pero superficial. Sus hobbies no pasan de los videoclips de la MTV y de comerse la cabeza sobre el modelito que llevará para salir con el chico de turno. Cuando discute con su hermano y va a parar a Pleasantville, Jennifer cree que su vida ha acabado.

Es lógico pensar que lo que más aborrece una chica sofisticada de los 90 es la sociedad encorsetada y gris de los años 50. Pero pronto se descubrirá a sí misma en ella y, aunque al principio siga siendo una chica rebelde que comenzará a desbaratar el rígido sistema de Pleasantville, pronto encontrará en la lectura y el estudio una nueva vía de escape. Gracias a ella y a David, esta pequeña y tranquila ciudad nunca volverá a ser la misma. Y Jennifer tampoco.

Betty Parker

Betty es el ama de casa americana por excelencia. Cocina a las mil maravillas, juega al póker con sus vecinas, está en casa para prepararle la cena a su marido... Es así porque nadie le ha enseñado a ser de otra forma. O más bien, nadie lo había hecho hasta que sus hijos, Bud y Mary Sue, adquieren las personalidades de David y Jennifer y consiguen mostrarle, al igual que al resto de los reservados habitantes de Pleasantville, aquello que busca, ya sea conocimiento, sexo o amor. Y Betty descubrirá que puede irse de casa sin dejar la cena en el horno y que existe un amor más profundo más allá de que su marido se coma la cena. Todo un retrato fiel del ascenso de la mujer al puesto que siempre ha merecido.

George Parker

George es el padre de la familia protagonista de la serie Pleasantville. Siempre está ahí para ayudar a sus hijos y no sabría vivir sin Betty, su mujer. Como sus vecinos, sigue siempre la misma rutina. Va a trabajar todos los días al mismo lugar y vuelve a casa por la misma calle, para colgar su abrigo en el mismo perchero y sentarse a cenar como siempre en la misma silla. Tiene una estrecha relación con el alcalde y otros vecinos que, como él, contemplarán desesperados cómo ese virus de colores se apodera de la ciudad en forma de libros, arte, amor y sexo.

Pleasantville nos enseña gráficamente que aquellos que viven esa vida inanimada, casi muerta, que es la conformidad, viven vidas sin color. Sólo aquellos que acepten los riesgos de la libertad de ser uno mismo y seguir los propios sueños y principios tendrán creatividad y color en sus vidas. Y aunque hoy día todos parezcamos poseer ese color, quizá nos ocurre como a los libros en Pleasantville: sólo las tapas son interesantes, pero por dentro estamos vacíos.

Esta película te ayudará a descubrir si hay toda una paleta de colores en ti mismo. Y si ya la has visto y te ha gustado, atrévete a escuchar su banda sonora o a leer su guión.